Del libro editado en el 2000 por Alain Dierkens, dentro de la colección como volumen 11 de Problemas de historia de las Religiones por la Université libre de Bruxelles (Instituto de estudio de las religiones y de la laicidad) - Éditions de l'Université de Bruxelles, cuyo título es LE MARQUIS DE GAGES (1739-1787). LA FRANC-MAÇONNERIE DANS LES PAYS-BAS AUTRICHIENS, aproximamos a nuestros lectores con fines de estudio e investigación, un excelente trabajo incluido en dicha obra y que viene de la pluma del prestigioso historiador y especialista Pierre-Yves BEAUREPAIRE
El Gran Maestro marqués de Gages y las relaciones masónicas galo-belgas en el siglo XVIII
Hay que reconocer de entrada, que las relaciones masónicas galo-belgas son desconocidas por los historiadores franceses de la francmasonería del siglo XVIII que renuncian difícilmente a las delicias del galocentrismo y a la tesis de una «Europa francesa», defendida en su tiempo por Luis Réau (1). Se hace sin embargo urgente proceder a una necesaria puesta al día historiográfica y epistemológica, y tomar en cuenta la complejidad de los movimientos de apropiación y de las transferencias culturales que animan, enriquecen y a veces desgarran el espacio europeo del las Luces. El descubrimiento, hace unos meses, del libro de arquitectura de la poderosa logia de negociantes de Dunquerque, “Amistad y Fraternidad” (2), nos permitió emprender nuevos valores sobre el estudio de las redes de correspondencia y de amistad tejidas de una y otra parte de la frontera galo-belga, en el curso de lo que convino en lo sucesivo en llamarse la «mutación revolucionaria» de los años 1770-1830, con el fin de aprehender las modificaciones a la obra en el campo de la sociabilidad de Antiguo Régimen sin solución de continuidad de una parte y de otra de la secuencia revolucionaria. Hainaut, cuya vertiente francesa era relativamente mal conocida antes de los trabajos de Jocelyne
Bournonville (3), también proporciona un observatorio prometedor, al cual todavía hace falta añadir la creación por un núcleo de francmasones de Lille del colegio de los Philalèthes que, después de haber vacilado delante de la vía esotérica - a semejanza del régimen de los Philalèthes parisinos (4) - opta en definitiva por la vía académica a mediados de los años 1780 (5).
El colegio se vuelve naturalmente hacia los francmasones de los Países Bajos austríacos para dar cuerpo a su red de correspondencia. Cambiando de focal y de escala, la correspondencia de la logia la “Discreta Imperial”, Oriente de Alost (6), testimonia la inscripción de las relaciones masónicas gallo-belgas no sólo en un marco regional y fronterizo cuya riqueza no hay que subestimar, sino más allá en redes de relaciones y de solidaridad que estructura el espacio masónico europeo y dan cuerpo al proyecto de una «República universal de los francmasones» (7).
A partir de 1763, la “Discreta Imperial” tiene un sitio privilegiado en el cuadro de correspondencia de “Saint-Jean d’Écosse”, logia del gran negocio protestante y de la
Cámara de comercio de Marsella que funda talleres sobre todo el contorno de la Cuenca Mediterránea antes de englobar en su área de expansión las Antillas y el Océano Índico. El marqués de Gages visitará por otra parte el templo de “Sait-Jean d’Écosse”, lo mismo que Philippe-Goswyn de Neny, hijo de Patrice-François de Neny, durante el invierno 1764-1765 (8). También reencontramos la “Discreta Imperial” sobre cuadros de la “Triple Unión”, Oriente de Reims, otro correspondiente asiduo de la logia de Marsella, lo que nos pone en presencia de una auténtica red (9).
Estas redes de correspondencia y de intercambio - de Visitantes, de rituales, de decoraciones, de objetos y de libros masónicos - constituyen el telón de foro "cultural" de relaciones que se anudan entre el marqués de Gages y las obediencias francesas: Gran Logia, luego Gran Oriente de Francia, y participan de una historia diplomática de la francmasonería europea entonces particularmente rica.
Las décadas 1760 y 1770 son en efecto marcadas por la gestación difícil del derecho masónico internacional con el tratado franco-inglés de 1765, el enfrentamiento entre dos modelos - francés e inglés - de organización del cuerpo masónico europeo, y la difícil emergencia de obediencias "nacionales", reivindicando un resorte jurisdiccional confundido con la soberanía de los Estados territoriales. Frontera porosa a las influencias masónicas francesa, británica y holandesa, propicia al sincretismo masónico, los Países Bajos austríacos cristalizan las apuestas por la construcción de la Europa masónica durante el último tercio del siglo XVIII, y constituyen una zona de contacto y de fricción entre las áreas de influencia inglesa y francesa, a semejanza del reino de Nápoles al sur del Continente. Gran maestro provincial "inglés", el marqués de Gages es claramente el objeto de una ofensiva de seducción, pero también de presiones cada vez más fuertes por parte del Gran Oriente de Francia, para que él firme a semejanza del Gran Oriente de Nápoles y de Polonia un tratado de amistad y adopte de este modo el modelo de organización del cuerpo masónico propuesto por París.
Simultáneamente, él debe convencer a sus hermanos y a las autoridades políticas de Bruselas y de Viena que su Gran Logia provincial tiene de inglesas sólo sus constituciones y que ella no constituye un enlace de influencia política y diplomática inglesa en los Países Bajos meridionales, en un momento en el que los soberanos suecos, prusianos o sardos se inquietan por las correspondencias extranjeras de sus logias y favorecen la erección de Grandes Logias nacionales que ellos apadrinan, incluso vigilan.
Las patentes de gran maestro provincial inglés para los Países Bajos austríacos del marqués de Gages datan de 1770. Deben ser cercanas a las peticiones emanadas de Orientes periféricos del reino de Francia, que se encuentras brutalmente aislados del centro parisino de la cadena de unión por la crisis y luego la puesta en sueños dela Gran Logia. “El Candor”, Oriente de Estrasburgo, “la Inglesa”, Oriente de Burdeos, e incluso”Saint-Jean d’Écosse”, Oriente de Marsella, después de haber estigmatizado disensiones internas en una obediencia que no faltaba por otra parte de embridar sus veleidades de autonomía con relación al centro y de hegemonía regional, se vuelven hacia la fuente de la legitimidad masónica, hacia el conservatorio de francmasonería primitiva: Inglaterra o a veces la Escocia - auténtico o mítico ya que las patentes masónicas, obras de falsarios son tan numerosas como las falsas cartas o títulos medievales-. Estas logias desean claramente una "reforma" de la francmasonería, que ellas identifican con un levantamiento de las barreras sociales que permitan el acceso al templo de los elegidos escogidos. Aspiran claramente a una reacción aristocrática, en un sentido etimológico del término, que algunas de ellas encontrarán luego, como en Lyon o Estrasburgo, en la Estricta Observancia Templaria germánica. Muy vinculado al conde de Clermont, gran maestro de la Gran Logia de Francia muerto en 1771, y a la nebulosa aristocrática de la francmasonería francesa en el tiempo en el que ésta dominaba la obediencia -ésta recuperará el control a partir de 1774 con la reforma aristocrática del administrador general del Gran Oriente de Francia, el duque de Montmorency-Luxembourg - el marqués de Gages está al corriente de la crisis abierta en el seno de la dirección parisina de la Gran Logia. Él se gira entonces hacia Londres.
Notas:
(1 )Louis RÉAU, L'Europe française au siècle des Lumières, Paris, Albin Michel, 1938, éd 1971 (L'évolution de l'humanité), 438 p.
(2) Je tiens ici à remercier chaleureusement le président de l'Institut d'études et de recherches maçonniques Septentrion qui m'a libéralement donné accès à cette source de première ordre
(3) Jocelyne BOURNONVILLE. Les francs-maçons, des Lumières à l'Empire : un exemple de sociabilité à Lille, Valenciennes et Dunkerque, 1733-1815, Paris, thèse de l’Ecole des Chartes, 1989
(4) On dispose désormais à leur sujet de la remarquable étude de Charles PORSET, Les Philalèthes et les Convents de Paris. Une politique de la folie, Paris, Honoré Champion, 1996, 776 p.
(5) Pierre-Yves BEAUREPAIRE. « Une école pour les sciences. Le collège des Philalèthes et la tentation académique des élites maçonniques lilloises à la fin de l'Ancien Régime », dans Revue du Nord, tome LXXXI, nº 332, 1999 (Les élites dans la France du Nord (XV-XX Siècle). Composition, pouvoirs et éthique sociale, études réunies par Philippe GUIGNET), P 723-744.
(6) Correspondance dont nous avons déjà exploité une partie des éléments dans L'Autre et le Frère. L 'Etranger et la Franc-maçonnerie en France au XVIII Siècle, Paris, Honoré Champion (Les dIx-huitièmes Siècles, 23), 872 p.
(7) Pierre-Yves BEAUREPAIRE. La République Universelle des francs-maçons. De Newton à
Metternich. Rennes, Ouest-France, 1 999 (De mémoire d'homme l'histoire), 2 1 0 p
(8) Phlhppe-Goswyn de Neny visita également les temples toulonnais, comme nous l'apprend une lettre à Marie-Caroline Murray étudiée par Bruno BERNARD : "J’ai passé quelque tems à Toulon, ou quelques lettres de recommandation, et la franche maçonnerie m'eurent bientôt nus en liaisonavec tout le corps de la marine » , imitant en cela de nombreux voyageurs hollandais ou scandinaves que nous avons rencontrés sur les registres d'architecture des loges toulonnaises, le temps d'une escale. Bruno BERNARD, "Amours et voyages : les pérégrinations méditerranéennes de Philippe-Goswyn de Neny et sa correspondance avec Marie-Caroline Murray », dans Nouvelles Annales Prince de Ligne, tome VII, 1992, P 196. En revanche, l'auteur Ignore la présence de Philippe-Goswyn sur les colonnes de Saint-Jean d'Ecosse, mentionnée par Jacques CHOISEZ (propriétaire des registres d'architecture de la loge marseillaise). La Respectable Loge de Saint-Jean d'Ecosse, mère loge écossaise à l'Orient de Marseille, entre 1762 et 1787, troisième édition multigraphiée, Bruxelles, chez l'auteur, 1987.
(9) Pierre-Yves BEAUREPAIRE, L 'Autre et le Frère . . , op. Cit , P 73.
De 1770 a 1785, el marqués de Gages constituye veintitrés Logias, lo que demuestra una actividad particularmente importante. Pero no hay que imaginar por eso al marqués de Gages en empleado-viajero de la francmasonería inglesa y su Gran Logia provincial en enlace de la francmasonería inglesa. Sería sin duda alguna desconocer el sentido que los grandes Maestros provinciales "ingleses" daban a sus patentes. A modo de los condados carolingios erigidos en principado, las Grandes Logias provinciales continúan poniendo de relieve de la obediencia londinense a las que están reconocen la «maternidad universal», pero en los hechos se alejan de la atracción del centro para existir de manera autónoma y despojar progresivamente la soberanía inglesa de sus atributos. Así es como el marqués de Gages no hace registrar una sola de sus veintitrés fundaciones por Londres, ni tampoco paga las tres Guineas por cada una de ellas, como lo había suscrito sin embargo la obligación. No tiene intención en contribuir al fondo de caridad de la Gran Logia de Inglaterra y ve con malos ojos la «charter of incorporación» que desean conseguir de la Corona de Inglaterra los dirigentes masónicos londinenses. Esta carta habría hecho de la Gran Logia un cuerpo público, reconocido por la Corona como miembro de derecho del establishment, en el primer sentido del término.
Los subsidios contados habrían permitido aliviar ciertamente un poco la carga financiera que representa la obra de Freemasons’ Hall, pero a los ojos del marqués de Gages, la Gran Logia, solicitando un reconocimiento oficial por la monarquía y no solamente padrinazgos ilustres y protecciones reales, emprendía la vía peligrosa de la salida del Templo y la entrada a la esfera pública, es decir en término político, lo que no dejaría de inquietar a los poderes continentales, ya sensibles a los escritos antimasónicos.
Interesado por la legitimidad masónica, como lo atestigua su petición en constituirse así como gran maestro provincial inglés, el marqués de Gages es celoso de sus prerrogativas y autonomía de las logias bajo su autoridad. Más que todo, teme alimentar los temores de las autoridades por una vinculación demasiado manifiesta a Londres. En estas condiciones, él solo podía alimentar prevenciones similares de cara a los proyectos del Gran Oriente de Francia y hacer suya la regla de oro de la diplomacia de las Provincias-Unidas de principios del XVII: Gallus amicus sed no vicinus. Entonces, el 23 octubre de 1775, la Comisión para los Grandes Orientes extranjeros del Grand Oriente de Francia anuncia al gran maestro de la Gran Logia Provincial de los Países Bajos austriacos, que ella trabaja «al efecto de pensar en los medios de enlazar una correspondencia general con los Grandes Orientes extranjeros, y preparar convenios y concordatos para fijar los derechos y los distritos de cada Grand Oriente, esta comisión debe necesariamente dar cuenta de sus operaciones » (10). Se trata de hecho de convencer a las Grandes Logias europeas en ratificar un tratado que divide Europa en cuerpos masónicos nacionales soberanos en la extensión de su territorio y gozando de la exclusividad de la correspondencia extranjera, de hacer santuarios los diferentes territorios masónicos, de prohibir a toda obediencia extranjera constituir allí nuevos talleres o conceder patentes a talleres autóctonos que se lo pidieran. El fin evidente es limitar la hegemonía de Londres a las Islas y a las posesiones coloniales británicas, impedir la huida de las logias periféricas del reino de Francia hacia Londres, Edimburgo o la Estricta Observancia Templaria alemana.
El Gran Oriente de Francia propone un modelo competidor al edificado por la Gran Logia de Inglaterra alrededor de Grandes Logias provinciales, dotados de una vasta autonomía interna, pero que reconocen el centro inglés como su madre tutelar, una clase de " Commonwealth masónico " más flexible que el modelo francés pero que no concede la misma preeminencia al principio “nacional”. En cambio, el Gran Oriente considera que mientras un Estado territorial no tiene obediencia nacional reconocida por sus hermanas europeas, todo cuerpo masónico soberano tiene el derecho de constituir allí libremente talleres:
«El Gran Oriente de Francia tendrá un jurisdicción primera entera y ejecutiva en su territorio, difundirá las luces por todas partes donde no haya Grand Oriente establecido, y reconocerá que todos los demás grandes orientes pueden hacerlo»(11).
París aplica en seguida esta regla sobre Nápoles y Polonia, respondiendo a las críticas inglesas que le acusan de mala fe, que actúa por celo masónico y que él se borrará desde la constitución de un cuerpo masónico soberano:
«el día en que habrá un Gran Oriente, ninguna obediencia podrá constituir allí logias» (12), lo que hará efectivamente en ambos casos citados.
Los Países Bajos austríacos son concernidos en primer lugar por la política del Gran Oriente de Francia como esta minuta de la Comisión para los Grandes Orientes extranjeros lo atestigua:
“Los Respetables hermanos comisarios habiendo seguidamente tomado conocimiento de los papeles concerniendo al Oriente Provincial delos Países Bajos austríacos, fueron de la opinión que debe serle escrito, que viendo la Gran Logia de los Países Bajos austríacos como Gran Oriente, el Gran Oriente de Francia está dispuesto a contratar con él un tratado recíproco del que envía los artículos pero que viendo esta Gran Logia como un Oriente particular dependiente de otro cualquier Gran Oriente y de un Gran Oriente con el cual el de Francia no tiene hecho tratado, este tratado no puede tratar de igual a igual y se reserva el derecho de librar constituciones y cartas de agregación a las Logias de los Países Bajos austriacos que recurrieran a él para seguir su régimen”.
París no reconoce los derechos de la Gran Logia provincial del marqués de Gages y niégase a corresponder en pie de igualdad con ella, ya que no es soberana y está vinculada a una autoridad superior y extranjera, la gran Logia de Inglaterra. Además, según la regla decretada por el Gran Oriente, los Países Bajos austriacos no constituyendo un Estado independiente, su Gran Logia provincial debe desaparecer en provecho de una obediencia austriaca, mediante la cual cubriría el conjunto de las posesiones de los Habsbourg, sin pantalla intermediaria. El Gran Oriente se felicitará por otra parte en 1786 de la fundación controvertida de una Gran Logia nacional de los países hereditarios austriacos y decidirá inmediatamente entrar en correspondencia con ella.(13) Mientras tanto París se autoriza, como en Nápoles o en Polonia, para constituir talleres en los Países Bajos austriacos, y pasa a los actos sin más esperar.
Notas:
(10) Bibliothèque Nationale de France, Cabinet des manuscrits, fonds maçonnique [par la suite,BNF, Cab mss, FM], FM' 118, f" 442 r", 23 octobre 1775
(11) BNF, Cab mss, FM, FM' 118, f" 408 r", 7 mars 1775.
(12) BNF, Cab mss, FM, FM' 33, procès-verbaux de la Chambre symbolique na 1 6407 et 16433.
(13) BNF, Cab mss, FM, FM' 118, ff" 459-460, 17 Juillet 1786
El 22 de junio 1775, el Grand Orient concede patentes a la logia de los “Amigos la Justicia”, Oriente de Bruselas, y le confía la instalación a la “Parfaite Union”, Oriente de Valenciennes.
El marqués de Gages protesta enseguida contra esta intrusión en el seno de su obediencia (14). La respuesta del Gran Oriente disimula mal la molestia de la obediencia parisina. El asunto corre peligro en efecto de dar argumentos a sus detractores que hacen generar añoranza por los tiempos de la
Gran Logia de Francia donde las logias provinciales disponían de una autonomía real, eran consultadas antes de cualquier nueva constitución de un taller en el seno de un mismo Oriente (15):
Hemos reconocido en estas dos piezas el espíritu masónico y cordial que os ha siempre animado así como el del muy Respetable hermano marqués de Gages vuestro Gran Maestro pero no hemos podido ver sin dolor que ustedes ven como una empresa por nuestra parte sobre sus derechos, las constituciones dadas a la Logia de los amigos de la justicia en Bruselas, nosotros les rogamos apartar esta idea y estar persuadidos que muy lejos de haber tenido esta intención, nunca hemos tenido otros deseos que vivir con ustedes en la más estrecha amistad y ligar una correspondencia, que sólo puede ser muy agradable para nosotros en particular y muy ventajosa para el bien de la orden en general.
Es con esta visión y para el futuro, muy Respetables Hermanos, que establecimos una comisión al efecto para pensar en los medios de entablar una correspondencia general con los Grandes Orientes extranjeros, y preparar convenios y concordatos para fijar los derechos y los distritos de cada Gran Oriente, esta comisión debe sin cesar rendir cuenta de sus operaciones.
de La Lande (16) (17)
El marqués de Gages apoya en efecto su defensa en el texto de un primer tratado hecho en tiempos de la Gran Logia de Francia. Por tanto, este tratado que reconoce su autoridad y su autonomía,
el Gran Oriente que, en el plano de las relaciones masónicas "internacionales", reivindica la herencia de la Gran Logia de Francia y los tratados firmados por ella, es tomado en falta.
Los Parisinos responden que no tuvieron conocimiento del tratado,
que los archivos de los años 1760 se han perdido.
¿
La Comisión da pruebas aquí de mala fe? ¿Procura enmendarse de una equivocación incontestable? No podemos por supuesto descartarlo, pero otros ejemplos sacados de
las mismas minutas prueban la evidencia de que no tiene a su disposición los expedientes abiertos durante los años 1760 y que logra sólo muy difícilmente concretar las iniciativas tomadas por sus predecesores en materia de relaciones internacionales. Solamente obtendrá por otra parte a duras penas y tarde la comunicación de una masa de archivos no clasificados a partir de los cuales le hará falta sin embargo recuperar las relaciones y las negociaciones interrumpidas desde varios años (18).
Mientras tanto ésta invita al marqués de Gages a reproducir una copia de tratado; la cual cosa él hace (19).
La respuesta de los Parisinos es desconcertante. Ellos
procuran manifiestamente ganar tiempo, pero dan pruebas sobre todo de su Incapacidad en tomar decisiones, y en concretar un proyecto ambicioso y hasta orgulloso – puesto que ellos no proponen nada salvo un "modelo" (sic) a otros cuerpos europeos (20)- de organización de la Europa masónica y de gestión de las relaciones interobedienciales.
Al Respetable Oriente Provincial de los Países Bajos austríacos
Muy Respetables Hermanos,
Hemos recibido la plancha que nos habéis hecho el favor de enviarnos, el 30º día del 3º mes de este año con una copia del concordato pasado entre vuestro respetable Oriente Provincial y la antigua Gran Logia de Francia.
Hemos remitido esta pieza y vuestra reclamación concerniente a la Logia de “los Amigos de la justicia” al Oriente de Bruselas, a la comisión nombrada para todo lo referente a los Grandes Orientes extranjeros; estos dos objetos serán examinados allí con la atención debida a unos hermanos a quienes amamos, y el informe será hecho en la asamblea general que se apresurará en daros la satisfacción más plena. Esperaremos el fin de este trabajo con una impaciencia tanto más viva, que nos halaga que fijará para siempre un acuerdo perfecto entre nuestros dos Orientes y que lazará entre ellos una Íntima correspondencia, tendremos frecuentes ocasiones de sacar provecho de vuestras luces y asegurar nuestro afecto de los Respetables hermanos tan dignos como ustedes de la estima y la amistad de los verdaderos Masones
Tassin (21).
La Comisión se separa por las vacaciones de verano. En septiembre, ella relanza al marqués de Gages para ponerle la misma pregunta:
« ¿cual es la forma bajo la cual vuestra Respetable Gran Logia y cual es su régimen, si usted se reconoce dependiente de algún Grand Oriente extranjero (sobreentendido de la gran Logia de Inglaterra), o totalmente independiente? »(22). El expediente se interrumpe aquí. Pero la pregunta ya contiene la posición que adoptará el Gran Oriente respecto al marqués de Gages.
Solamente se prohibirá constituir logias en los Países Bajos austríacos cuando una obediencia soberana en el conjunto de los territorios bajo la autoridad de la monarquía de los Habsbourg habrá sido erigida; la Gran Logia provincial depende de Londres, ella no puede pues pretender prohibir cualquier competencia a un poder masónico extranjero soberano.
La sola proximidad geográfica no explica la vigilancia del marqués de Gages.
No hay que olvidar la visita que el gran maestro provincial devolvió a la “Saint-Jean d 'Écosse” de Marsella, es decir a la punta de lanza de la resistencia a la política centralizadora de la Gran Logia de Francia retomada y ampliada por Grand Orient.
Estigmatizada como refractaria a la autoridad del centro de la cadena de unión
“Saint-Jean d'Écosse” rehusó hasta el Imperio renunciar a sus prerrogativas de logia-madre constituyendo sus hijas libremente a través del cosmos masónico, y movilizó su red de correspondencia para organizar la resistencia de los orientes periféricos
a favor de un «orden masónico cosmopolita y libre» claramente amenazado por las pretensiones de una obediencia "nacional" (21). El Gran Oriente hasta prohibió a las logias de su correspondencia todo contacto con el taller rebelde bajo pena de destierro del cuerpo masónico. El marqués de Gages no ignoraba pues nada de la determinación de la obediencia parisina.
Más profundamente, y será nuestra conclusión, la oposición del marqués de Gages al principio innovador - pero se trata de las « peligrosas novedades» del siglo XVIII - de la Europa masónica organizada en cuerpos soberanos en las jurisdicciones definidas sobre bases profanas ilustra el afecto de los francmasones de las Luces a la profesión de fe cosmopolita de la Orden, al proyecto fundador de la República universal de los francmasones que se abstiene de toda intrusión en el campo político y tiene buena relación tanto con la sociedad de orden como con el reino de la cortesía y del buen gusto.
Notas:
(14) BNF, Cab mss, FM, FM' 118,f" 442 r".
(15) Lo que es paradójico, pero perfectamente revelador de la complejidad de las relaciones París-Provincias, si se imagina que Montmorency-Luxembourg se apoyó en las Logias de provincia y sus diputados para investir la obediencia.
(16) Se trata naturalmente del célebre astrónomo Jérôme de Lalande, venerable de la « Nef Sœurs », figura de primer plano del Grand Orient, entonces oficial honorario.
(17) BNF, Cab mss, FM, FM' 118, f"442 r".
(18) Años durante los cuales numerosas logias francesas periféricas, como ya se ha apuntado, y de francmasones extranjeros hasta entonces en la esfera de influencia masónica francesa, entre los cuales el marqués de Gages, habían operado una transferencia de legitimidad y de alivio en provecho de Londres.
(19)BNF, Cab mss, FM, FM' 118, f" 442, 23 octobre 1775.
(20) BNF, Cab mss, FM, FM ' 118, f" 447 r", plancha no fechada dirigida al Gran Oriente de Holanda.
(21) BNF, Cab mss, FM, FM' 118, f" 444 r", 21 Julio 1777
(22) BNF, Cab mss, FM, FM' 118, f" 445 r", 4 septiembre 1777.
(23) Pierre-Yves BEAUREPAIRE. " Le rayonnement et le recrutement étranger d'une loge maçonnique au service du négoce protestant • Sint-Jean d'Écosse à l'Orient de Marseille au XVIII Siècle », dans Revue Historique, CCXOIlI2, 1996- 1 , p. 263-288.
Pierre-Yves BEAUREPAIRE
Traducción y revisión:
Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
Director de la
Academia Internacional de la Vª Orden - UMURMGran Orador del
Sublime Consejo del Rito Moderno para el EcuadorMiembro Honorario del Soberano Grande Capítulo de Cavaleiros Rosa-Cruz de Portugal