Algunos
individuos están condenados al arte. No tienen elección; a veces son
despreciados por los que creen que el arte, se da para ver.
H.P. Blavatsky. Isis sin velo
Tomo I
Trabajar en un trazado arquitectónico
sobre el Arte Real, es sin duda una tarea gratificante ya que es tratar sobre
la francmasonería; pero con una particularidad, como hemos hablado en varias
ocasiones la masonería no es solo una, existen muchas, en función de la
objetividad de cada H\ o Hna\, por el
contrario “El Arte Real” solo representa a la MASONERÍA en su conjunto y unida,
sin divisiones, sin complejos, sin atajos y sin tabúes personales o grupales;
el Arte Real está a nivel con el H\C\porque tiene el
derecho y la obligación de aprender de todas sus diferentes formas de trabajar
y conocer todas las diversas liturgias que forman nuestra Gran Orden Francmasónica.
Esos son los verdaderos viajes del H\C\y por ende de
cualquier francmasón de corazón y espíritu.
Voy a desgranar la frase “arte real”
según la RAE -ese estamento que parece no servir para nada, pero
del que siempre echamos mano-.
Arte, es la capacidad, habilidad para
hacer algo.
Real, es la capacidad, habilidad para
hacer algo que tiene existencia objetiva.
Objetiva, desde un punto de la persona,
son juicios de valor atendiendo a los hechos y la lógica y no a los propios
sentimientos o sensibilidades.
Por lo tanto, Arte Real se podría
definir como:
“La capacidad, habilidad para
hacer algo que tiene una existencia, basada en juicios de valor atendiendo a
los hechos y la lógica y no a los propios sentimientos o sensibilidades”.
El francmasón, debe estar impregnado
del Arte Real ya que por definición es su capacidad para trabajar la piedra, no
basándose en sus sentimientos o sensibilidades sino en el conocimiento objetivo
de sus pasiones y defectos, para dominarlos y poder llegar a conseguir su
piedra cubica con punta en el propio corazón como cimiento para su edificio
interior, su Yo Soy y así dejar de ser un Templo para convertirse en una piedra
más de la construcción primordial del G\A\D\U\
Para conseguir este constante progreso,
como en cualquier ámbito de nuestra existencia debemos utilizar algo concreto y
de igual manera lo suficientemente abierto como para abarcar todo el simbolismo
y el pensamiento existente, en definitiva, seguir un método.
El llamado “método masónico”
(no entro aquí si la denominación es correcta) se sitúa en el ámbito del uso
simbólico de las herramientas arquitectónicas que se emplean para medir,
interpretar, discernir y construir, tanto en uno mismo como para el bien de la
humanidad.
Todo francmasón debe trabajar en hallar
el amor por el amor mismo. Únicamente por medio de la talla de su piedra podrá
llegar a irradiar la luz del logos, por sí mismo.
Importante es el trabajo en logia,
donde se actúa sobre uno mismo, intentando discernir el saber del conocimiento
y diferenciar lo que se sabe de lo que se cree; somos seres temporales por lo
tanto tenemos un reto más, el participar del enriquecimiento espiritual y
humanista del tiempo que nos toca estar encarnados.
El francmasón debe tener en cuenta que
los llamados “secretos masónicos”, no se revelan, se aprenden
dominando y deduciéndolos de la simbología de cada grado, de ahí viene la
obligatoriedad del estudio y la duda constante para llegar a nuestro propio
entendimiento y conocimiento de lo que nos rodea y de lo que nos es desconocido
o lo que está oculto, solo para aquellos que no quieren ver ni oír.
Este trazado estaría incompleto si no
mencionara los “Ritos masónicos”.
Como decía el famoso detective Hércules
Poirot, hay que usar las pequeñas células grises del cerebro con método y orden
y esa es la función exacta del rito, dar paso al espacio sagrado de una forma
solemne, tranquila, sabiendo que cada movimiento, palabra o gesto tiene un
sentido del que el francmasón se impregna en cada segundo que está en la
inmensa unión fraternal, bajo la bóveda del taller, junto a sus HH\ y HHnas.\.
El Rito delimita y aúna el sentir de
los masones y masonas sea cual sea ese sentimiento, todos caben sobre el suelo
blanco y negro, todo libro sagrado lo es por el mero hecho de que un HH\ o HHnas\ así lo entienda,
las humanidades son la barandilla del puente por donde se nueve y avanza el
masón, por todo lo expuesto aquí se puede deducir que el “Arte Real” tiene un
sentido netamente espiritual y eminentemente ético.
El trabajo con uno mismo ha de ser
limpio, sin desvíos, aunque sea duro, hoy en día tenemos una ventaja si somos
capaces de usarla de la forma adecuada, la comunicación, las bibliotecas donde
grandes predecesores nos dejaron pistas de cuáles son nuestras montañas a
coronar y batallas a afrontar.
Giovanni Pico
della Mirandola ( 1463 - 1494) humanista y pensador italiano nos dejó
escrito:
“Dentro de cada uno de nosotros hay diez enemigos:
la ignorancia, la tristeza, la inconstancia, el deseo, la injusticia, la
lujuria, la decepción, la envidia, el fraude, la ira, la temeridad y la
malicia.”
Fernando Merchán, IV Orden, 33º
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